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En el corazón del Oriente de Asturias, donde la naturaleza y la historia se entrelazan de manera majestuosa, se encuentra Cangas de Onís. Esta ciudad, regia y cargada de historia, es mucho más que un simple punto en el mapa. Es la puerta de entrada a los Picos de Europa, una tierra de montañas y valles, de ríos cristalinos y verdes prados, donde la tradición asturiana se vive y se respira en cada rincón.
Ubicada en un valle fértil formado por los ríos Sella y Güeña, Cangas de Onís destaca no solo por su impresionante entorno natural, sino también por su rica historia. Fue aquí, en esta ciudad que hoy cuenta con poco más de 6,000 habitantes, donde se erigió la primera corte de la Monarquía Asturiana, la primera de la Península Ibérica. Este hecho otorga a Cangas de Onís un porte regio que aún se percibe en sus calles y monumentos, siendo un destino ineludible para los amantes de la historia y la cultura.
El Puente Romano es, sin duda, uno de los símbolos más icónicos de Cangas de Onís. Este puente, coronado por la Cruz de la Victoria colgante, es uno de los monumentos más fotografiados de Asturias y un testimonio vivo de la importancia histórica de la ciudad. Desde su construcción, ha sido un testigo silencioso de los eventos que han marcado la región y sigue siendo un recordatorio del glorioso pasado asturiano. Cruzar este puente es como atravesar un umbral temporal que nos conecta directamente con los días en que la Reconquista comenzaba a gestarse en estas tierras.
Pero Cangas de Onís no es solo historia; es también un lugar donde se vive y se celebra la cultura asturiana en su forma más pura. Los domingos, la ciudad cobra vida con su mercado, un bullicioso espacio donde los productos de la tierra se ofrecen en todo su esplendor. Aquí, los visitantes pueden degustar y adquirir los famosos quesos de los Picos de Europa, productos de huerta y otros manjares típicos que reflejan la rica tradición gastronómica de la región. Las tiendas especializadas y las sidrerías que salpican la ciudad permiten a los visitantes sumergirse en la cultura culinaria asturiana, disfrutando de platos tradicionales elaborados con los ingredientes más frescos.
Cangas de Onís es también un excelente punto de partida para explorar el Parque Nacional de los Picos de Europa, un vasto territorio que se extiende en gran parte dentro del concejo y que ofrece algunas de las vistas más espectaculares de España. Con una extensión de 7,000 hectáreas dentro del parque, Cangas de Onís se enorgullece de tener en su territorio algunas de las cumbres más altas, como la Peña Santa de Enol, que se alza imponente a 2.500 metros sobre el nivel del mar.
A tan solo 12 kilómetros de la ciudad, se encuentra el Real Sitio de Covadonga, un lugar que ha cautivado los corazones y las mentes de los asturianos y de miles de visitantes durante siglos. Este enclave es más que un simple destino turístico; es un lugar de profundo significado espiritual, histórico y cultural. Rodeado de la majestuosidad de los Picos de Europa, Covadonga se erige como un faro de identidad para Asturias, un lugar donde la historia se mezcla con la leyenda y la fe.
Covadonga no es solo un sitio de una belleza natural sobrecogedora, con sus verdes montañas y valles que parecen tocar el cielo, sino que también es un lugar cargado de un simbolismo que trasciende el tiempo. Según la tradición, fue aquí donde comenzó la Reconquista, la épica lucha por la recuperación de la península ibérica del dominio musulmán. La victoria del Rey Pelayo en la Batalla de Covadonga, en el año 722, marcó el inicio de esta reconquista, convirtiendo a Covadonga en un símbolo de resistencia y renacimiento. Este pequeño y remoto lugar se transformó en el epicentro de un movimiento que cambiaría para siempre la historia de España.
En el corazón de Covadonga se encuentra el Santuario de Covadonga, un complejo religioso que es, sin duda, uno de los más importantes de Asturias y de toda España. La majestuosa basílica de Santa María la Real de Covadonga, con su inconfundible fachada de piedra rosada, se alza imponente sobre el valle, ofreciendo una vista que deja sin aliento a quienes la contemplan. Esta basílica, construida en el siglo XIX en estilo neorrománico, es un lugar de gran devoción y peregrinación. Cada año, miles de fieles y turistas acuden a este santuario, atraídos tanto por su relevancia histórica como por su imponente belleza arquitectónica.
Sin embargo, el verdadero corazón espiritual de Covadonga se encuentra en la Santa Cueva, un pequeño y sencillo espacio de oración excavado en la roca, donde se venera la imagen de La Santina, la Virgen de Covadonga. Según la leyenda, fue en esta cueva donde Pelayo y sus hombres encontraron refugio durante la batalla y donde la intervención milagrosa de la Virgen les otorgó la victoria. La cueva, situada sobre una cascada que desemboca en un estanque de aguas cristalinas, es un lugar de recogimiento y oración, un espacio que invita a la meditación y al encuentro con lo trascendental.
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Para los asturianos, Covadonga es más que un lugar sagrado; es un símbolo de su identidad y su historia. La Virgen de Covadonga, conocida cariñosamente como La Santina, es la patrona de Asturias, y su figura está profundamente arraigada en el alma del pueblo asturiano. Cada 8 de septiembre, día de Asturias, miles de personas acuden en peregrinación a Covadonga para honrar a La Santina, en una de las celebraciones religiosas más importantes y emotivas de la región. Esta devoción no es solo una expresión de fe, sino también una manifestación de orgullo regional y un recordatorio de las raíces históricas de Asturias.
Pero la experiencia en Covadonga no termina en el santuario. Siguiendo la estrecha carretera de montaña, a otros 12 kilómetros de Covadonga, se encuentran los legendarios Lagos de Covadonga, Enol y Ercina. Estos lagos glaciares, situados a más de 1,000 metros de altitud, son un espectáculo natural de inigualable belleza. Rodeados por imponentes picos y verdes praderas, los lagos ofrecen una sensación de serenidad y paz que contrasta con la dureza del entorno montañoso. Sus aguas, que reflejan el cielo y las montañas circundantes, parecen sacadas de un cuento de hadas, y el silencio que los rodea solo se ve interrumpido por el sonido ocasional de los animales que pastan en sus orillas.
Además de ser un destino popular para los amantes de la naturaleza y el senderismo, los Lagos de Covadonga tienen una significancia especial en el mundo del deporte. Han sido escenario de algunas de las gestas más memorables en la historia del ciclismo, especialmente durante la Vuelta a España. La subida a los lagos, con sus duras rampas y curvas cerradas, ha sido el escenario donde muchos ciclistas han forjado su leyenda, convirtiendo esta ruta en una de las etapas más icónicas de la competición.
Visitar Covadonga y sus alrededores es sumergirse en un viaje a través de la historia, la fe y la naturaleza. Es un lugar donde cada piedra, cada árbol y cada montaña cuentan una historia; donde el pasado se encuentra con el presente, y donde lo terrenal se une con lo divino. Es una experiencia que deja una huella profunda en todos aquellos que la viven, un recordatorio de que en Asturias, la historia no solo se cuenta, sino que se vive.
El entorno natural de Cangas de Onís es igualmente cautivador. Sus pueblos, esparcidos por valles y montañas, conservan el encanto de la Asturias rural, con su arquitectura tradicional y su ritmo de vida pausado. Desde aquí, es posible realizar numerosas excursiones que llevan al visitante a descubrir rincones de una belleza natural incomparable, donde la mano del hombre apenas ha dejado huella.
En Cangas de Onís, la historia, la naturaleza y la cultura se unen para ofrecer una experiencia única. Es un lugar donde cada piedra cuenta una historia, cada paisaje evoca una sensación de asombro y cada bocado revela el sabor auténtico de Asturias. No es de extrañar que esta ciudad sea uno de los destinos turísticos más destacados del norte de España, atrayendo a visitantes de todas partes que buscan conectar con la esencia de una tierra que ha sabido preservar su identidad a lo largo de los siglos.
Ya sea que se busque la tranquilidad de sus paisajes, la riqueza de su historia, o la autenticidad de su gastronomía, Cangas de Onís se presenta como un destino que tiene algo que ofrecer a cada visitante. En cada visita, siempre habrá algo nuevo por descubrir, algún detalle que pase desapercibido a primera vista, pero que al ser encontrado, añade una nueva capa a la rica experiencia que es explorar esta joya del Oriente asturiano.