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Ubicado en el corazón del Valle del Nalón, el concejo de Laviana se erige como un tesoro oculto de Asturias que combina de manera armoniosa riqueza cultural, belleza natural y una profunda historia que se remonta a tiempos ancestrales. Su nombre, heredado de una antigua vía romana que atravesaba estas tierras, es solo el comienzo de una historia llena de tradiciones, leyendas y paisajes que han inspirado a artistas y enamorado a visitantes de todo el mundo.
El río Nalón, con su curso serpenteante, es mucho más que una simple corriente de agua que atraviesa el concejo de Laviana; es el alma misma de la región, un hilo conductor que ha tejido la vida y la historia de sus habitantes a lo largo de los siglos. Este río, que nace en las montañas asturianas y fluye hacia el mar Cantábrico, ha sido testigo silencioso de la evolución de Laviana, desde los días de los romanos hasta la actualidad.
A medida que el Nalón avanza de norte a sur, va esculpiendo un paisaje de valles verdes y bosques frondosos, donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor. Las riberas del río son un refugio para una rica biodiversidad, con especies autóctonas que encuentran en sus aguas y alrededores un hábitat perfecto. Pero el Nalón no solo es importante por su papel ecológico; también ha sido y sigue siendo un recurso vital para la economía local. Durante siglos, sus aguas han proporcionado sustento a través de la pesca fluvial, han regado campos y han alimentado industrias, mientras que sus corrientes han sido aprovechadas para generar energía.
El Nalón también ha sido una fuente inagotable de inspiración cultural. Uno de los ejemplos más emblemáticos es 'El Chalaneru', una canción que ha trascendido las fronteras de Laviana para convertirse en un himno popular de Asturias, entonado con orgullo por generaciones. Esta melodía, que sigue la tradición de los antiguos chalaneiros, los barqueros que durante años transportaban personas y mercancías de una orilla a otra del río, es un tributo a la conexión profunda y simbiótica entre el pueblo y sus aguas. Más que una canción, 'El Chalaneru' es un canto a la identidad y al arraigo, un reflejo del espíritu comunitario que caracteriza a Laviana.
Los puentes que cruzan el Nalón son más que meras infraestructuras; son monumentos vivos que cuentan historias de encuentros, despedidas y celebraciones. El Puente de la Chalana, con su diseño tradicional, es un recordatorio de la simplicidad y funcionalidad que caracterizaba a las construcciones antiguas, mientras que el Puente de Arco destaca por su elegancia estructural, uniendo no solo dos márgenes del río, sino también el pasado y el presente de Laviana. Ambos puentes son lugares de paso cotidiano, pero también son puntos de encuentro cultural, donde se celebran festividades que mantienen viva la esencia de la comunidad.
Cada año, estos puentes y el río que los atraviesa se convierten en escenarios de diversas festividades locales. Las orillas del Nalón se llenan de vida con mercados, procesiones y eventos que atraen tanto a locales como a visitantes, creando un ambiente festivo y acogedor. Estos eventos no solo son una oportunidad para disfrutar de la cultura y las tradiciones de Laviana, sino también para fortalecer los lazos sociales y comunitarios que han definido a la región durante siglos.
Laviana es un paraíso para los amantes de la naturaleza y las actividades al aire libre. Sus extensos bosques y valles ofrecen un refugio perfecto para la pesca fluvial y la caza, dos actividades profundamente arraigadas en la tradición local. Cada otoño, el concejo se envuelve en la magia de la berrea de los venados, un espectáculo natural impresionante donde el sonido de los ciervos resuena entre las montañas, atrayendo a naturalistas y curiosos que buscan conectarse con la fauna autóctona en su estado más puro.
Entre las numerosas cumbres que adornan el paisaje, destaca la imponente Peña Mea, un desafío irresistible para los entusiastas del senderismo y el montañismo. Sus rutas ofrecen vistas panorámicas inigualables del valle y permiten a los visitantes sumergirse en la serenidad y la majestuosidad de la naturaleza asturiana. Asimismo, pueblos como Villoria, El Condao, La Aldea, Fomermeya y Los Tornos salpican el territorio con su encanto rural, ofreciendo una mirada auténtica a la vida tradicional asturiana, con sus casonas antiguas, caminos empedrados y una hospitalidad que calienta el corazón.
La riqueza cultural de Laviana se ve enriquecida por haber sido cuna de numerosos personajes ilustres que han dejado una huella indeleble en la historia y la literatura española. Entre ellos, brilla con luz propia el escritor Armando Palacio Valdés, cuya obra maestra 'La aldea perdida' está profundamente inspirada en los paisajes y la gente de su tierra natal. Esta novela, que captura con maestría la transición de la sociedad rural hacia la industrialización, encuentra sus escenarios reales en muchos rincones de Laviana, donde aún se puede respirar la atmósfera utópica y romántica que Palacio Valdés plasmó en sus páginas.
Para sumergirse completamente en su legado, es imprescindible visitar su casa natal en Entrialgo, ahora convertida en un museo y centro de interpretación que ofrece una visión detallada de su vida y obra. Este espacio cultural permite a los visitantes recorrer las estancias donde el escritor forjó sus primeras ideas y comprender cómo el entorno de Laviana moldeó su perspectiva y narrativa literaria.
La capital del concejo, La Pola Llaviana/Pola de Laviana, es un vibrante centro urbano que combina historia, cultura y modernidad en un entorno acogedor. Un paseo por sus calles revela joyas arquitectónicas como la Iglesia Parroquial de Santa María, un magnífico ejemplo del gótico neoindustrial que se alza con elegancia, mostrando vitrales coloridos y estructuras imponentes que cuentan historias de fe y comunidad. El Ayuntamiento, con su arquitectura señorial, es otro punto destacado que refleja la importancia administrativa y social de la villa a lo largo de los siglos.
La Pola Llaviana es también escenario de numerosas fiestas y eventos culturales que celebran las tradiciones locales y fomentan el sentido de comunidad. Mercados tradicionales, festivales de música y gastronomía, y eventos deportivos se suceden a lo largo del año, ofreciendo siempre una excusa perfecta para sumergirse en la cultura y la alegría de vivir que caracterizan a los habitantes de Laviana.
Laviana es, en esencia, un destino que cautiva todos los sentidos. Desde el murmullo constante del río Nalón y los sonidos de la naturaleza en sus bosques, hasta los sabores únicos de la gastronomía asturiana que se disfrutan en sus tabernas y restaurantes locales. Cada rincón del concejo ofrece una experiencia única, ya sea a través de su patrimonio histórico, sus paisajes naturales o la calidez de su gente.
Visitar Laviana es adentrarse en una Asturias auténtica y vibrante, donde el pasado y el presente conviven en perfecta armonía, ofreciendo a cada visitante la oportunidad de crear recuerdos inolvidables en el corazón del paraíso natural.
